Este año intentaremos conectar cada vez más profundamente con la intuición que nace del corazón, dándole prioridad frente al pensamiento lineal.
Por eso vamos ahondando más en concientizar que la meditación es algo propio y personal y que el ámbito grupal, los cantos y el aquietamiento nos dan el empujón para encontrarnos con aquello que ya somos.
Lo que leímos:
Cuando meditas el alma revive en ti (…) Te ha estado esperando.
Y cuando el alma empieza a respirar en tu interior al igual que el cuerpo,
cuando el alma comienza a latir al igual que el corazón (…),
entonces eres un ser humano diferente, totalmente diferente.
El deseo desaparece (…) y una profunda satisfacción te invade (…).
La furia desaparece y aparece la compasión (…).
Te vuelves amable y entonces el amor (…) es simplemente tu modo de ser.
Si tocas una hoja, hay amor;
Si observas el sol, hay amor.
Cualquier cosa que hagas se transforma en un acto de amor.
Osho – Charlas sobre el Zen – Retorno al origen
Luego de meditar:
El tema que surgió fue “la compasión”.
La palabra “compasión” fue rechazada por algunos de los que participaban del encuentro por asociarla con la “lástima”, la cual nos ubica en una postura de superioridad frente al otro. No surge del amor sino del ego.
En cambio pudimos reflexionar cual es su verdadero sentido, que está fundamentalmente relacionado con una profunda empatía hacia el sufrimiento del otro y el deseo de brindarle paz y comprensión.
“La compasión” es una vibración cálida y amorosa que brota del corazón y envuelve al que está sufriendo.